A cool novel about ninkyō dantai (with a big surprise).

11.3.06

5. Por una cabeza

Golpean la puerta. Abro de mala gana. Un tipo intenta chantajearme con unas fotografías. Dice llamarse Walter Kovacs. ¿Qué clase de nombre es ese para una persona? También dice algo acerca de que saldrán en los periódicos si no hago lo que me pide. Le creo. Clavo mi kanto en su pecho. Si un pusilánime como ese llegó tan lejos, cualquiera puede. Las cartas están sobre la mesa, sólo resta jugarlas en el orden correcto.

Por un momento siento que mi vida no avanza, se arrastra como una babosa un día de lluvia. Se pierde en metáforas.

Regreso de mis cavilaciones de la peor forma. Un matón me toma por la espalda e intenta ahorcarme con un cable de acero. Esta no sería una buena muerte, y aún no es el momento. Necesito saber. No notó una kodachi en mi cintura. Se la hago notar, la desenfundo y clavo entre mis piernas. Da un paso atrás, sorprendido por el golpe. Aún no es consciente de su pérdida. Creo que todavía no siente el dolor, pero instintivamente sabe que, sea lo que sea lo que le pasó, no puede ser bueno. Me doy vuelta y hago un corte en cruz. Lo dejo intentando devolver sus tripas al lugar de donde salieron.

Me dirijo a la calle. Vuelve a llover. ¿Es que nunca se detendrá? Si hay un dios, llora por el futuro. En ese momento lo veo, desparramado en la acera, como dormido.

Hijos de puta. Mataron a Chihiro.

Yace sobre un charco de su sangre que se funde con la lluvia. Un hermoso cuadro. Sé que no es personal. Ese infeliz no sabía nada. Simplemente no querían testigos y él estaba en el momento justo en el lugar equivocado. No te vengaré Chihiro. Tu muerte es una liberación, un lastre menos.

Ingreso nuevamente, sé que puede haber otros esperándome, necesito recoger mis cosas. Aparece un grandulón en el hall. Amenaza con matarme, rio. Si lo hace, jamás obtendrán eso que tanto desean. Intenta asestarme un golpe. Lo tomo por la muñeca y corto el brazo por la articulación del hombro con mi Hattori Hanzo original. Utilizo el brazo para desencajarle la mandíbula de un golpe. Literalmente lo mato a golpes.

Sé que hay otro arriba. Me oculto en las sombras. Lo escucho bajar por la escalera, hace tanto ruido como un tractor. Es joven, inexperto. Lo atravieso velozmente, sosteniendo su mirada durante su último suspiro. Sus ojos entienden que no tuvo oportunidad. Como no la tengo yo.

Hay un cuarto. Lo atrapo con vida. Está perdido, y lo sabe. Puedo oler mi adrenalina tan bien como su miedo.

Aumento mi karma.

Lo ato firmemente a mi banco de pesas. Busco el brazo entre los restos de la pelea y lo golpeo, en la cabeza, en el cuerpo. Lástima que no puede ver con qué lo estoy golpeando, creo que mejoraría su actitud. Pero no quiero que tome consciencia de su situación. Aún no. Me divierto haciéndolo sufrir. Despejo su torso. Noto que es una mujer por sus pezones. No puedo decir que tiene senos, tal vez por la intensidad de sus ejercicios, tal vez siempre fue así, o un poco de ambas. Corto un rectángulo de piel de su pecho y hago origami con él. ¡Mira, una grulla!

Le quito la montera de la cabeza y logro que me diga su nombre. Un dato poco valioso, después de todo. Ambos lo sabemos. Es una metáfora del loto en flor. Muy poético. Y adecuado... Tiene el pelo largo. Qué bueno. Levanto su cabeza y comienzo a arrancárselo de a pequeños mechones. Un sudor carmesí cae sobre su rostro. Sus ojos se llenan de sangre, comienzan a mostrar una desesperación que jamás sintió. Me da una idea. Unto sus córneas con wasabi. Copiosas lágrimas de té verde caen de sus ojos. Se debate entre cerrarlos con fuerza o abrirlos hasta sacarlos de sus órbitas. No voy a ensuciar mis juguetes contigo, no vales la pena. Busco el costurero y recuerdo mis lecciones de acupuntura. Después de cinco agujas nota cuán doloroso es respirar. Después de quince, hasta su circulación sanguínea es una tortura. Me entristezco cuando se acaban. Me consuela recordar que están arreglando el piso y han dejado una clavadora eléctrica. Comienzo por sus rótulas. Introduzco tanto metal en su cuerpo que no podría levantarse aunque la desatara. Para mejorar su humor, toco una animada melodía con un martillo galponero y sus costillas.

Me dice lo que quiero saber. No me sorprende. Sabía con quienes trataba desde el comienzo. No le gusta mi comentario. ¿Te sorprende que lo haya hecho sólo por placer? Esto es sólo el comienzo, pocos podrían imaginar lo que se avecina.

La dejo amarrada. Este lugar ya no me sirve. Si no se desangra, morirá por inanición. Un final feliz para pimpollo.

Vuelvo a juntar mis implementos y continuo con el plan luego de este entremés. Me apresuro con la esperanza de adelantar al Anciano. Llego treinta y cinco segundos tarde. Me han burlado.

En nuestro próximo episodio

La necesidad tiene cara de hereje
Nuestro antihéroe se pasa a la tercera banda en discordia —un imperio de geishas, drogas y otros placeres— por un pago en especies.
I'm your father
El yakuza descubre su linaje y la historia se vuelve trillada.

1 comentario:

Andy dijo...

¡Bastardos, mataron a Chihiro! Por suerte es una historia con zombies (guiño, guiño).

Che, siempre hay algún desubicado en estas cosas. La otra vez fue Gorine, y esta es Fav :-)

 
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